CAMILO
MINERO y el Realismo Social:
Procuraduría le otorga
Premio de los Derechos Humanos en Artes
Redacción “Raíces".
La
Procuraduría de Derechos Humanos reconoció en diciembre del 2003 al
pintor Camilo Minero (Zacatecoluca, 1917) el aporte social de la obra del
maestro en la sensibilización sobre protección, educación y defensa de
los valores fundamentales de la humanidad, y en particular de los derechos
de la niñez, al veterano maestro de la plástica.
Minero,
que recibió la influencia del muralismo mexicano y cuya obra se encuentra
dispersa en Latinoamérica –o como algunos de sus grabados, en el Museo
de Arte Moderno de Nueva York—, había sido distinguido antes con el
Premio Nacional de Cultura (1996) y con un Doctorado Honoris Causa por la
Universidad de El Salvador (2001) por su amplia trayectoria en pro del
arte y la cultura salvadoreña.
En
la resolución, la Procuraduría de Derechos Humanos señala que “el
pintor Camilo Minero, maestro de generaciones, es uno de los principales
exponentes de la visión artística del realismo social en la pintura
moderna salvadoreña; que ha puesto en alto a nuestro país en el plano
nacional e internacional, destacando en sus obras lo popular: las
viviendas, los parajes de nuestra campiña, las formas y usos del trabajo,
así como las luchas y esperanzas de chicos y grandes”.
El
escritor Mario Castrillo ha subrayado la importancia del realismo social
para la pintura salvadoreña en los pinceles de las manos de José Mejía
Vides y Camilo Minero. Sobre Minero, que estudió con Marcelino Carballo
(1874-1949), luego en la Escuela de Artes Gráficas (1935) y después en México
(entre las décadas de 1950 y 1960), sostiene Castrillo que “destaca en
su obra lo popular: las viviendas, los parajes de nuestra campiña, las
formas y usos de trabajo, los juegos y diversiones de grandes y chicos así
como sus luchas y esperanzas. Camilo Minero ha plasmado en diversas técnicas
plásticas las jornadas de lucha popular del conflicto armado más
importante de nuestra historia. Podemos afirmar que es uno de los pintores
en los que encontramos una congruencia entre su obra, su manera de pensar
y su estilo (su práctica) de vida”.
Minero,
en cuya paleta predominan los amarillos y tonalidades secundarias que
remiten al trópico nuestro de cada día, recrea cuadros cotidianos que se
anudan por reales. Su experimentación pictórica, siempre ceñida a la
realidad de lo cotidiano, lo llevó a crear técnicas propias.
Enhorabuena, entonces, porque una institución estatal quiso unirse en el
reconocimiento para un aporte artístico y humano que, de sobra y de
lejos, ha dejado huella entre nosotros.
Recopilado por Gabriel Gross
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