Revista electrónica del Grupo de Arte de la Asociación del Personal de la OEA - Agosto 2003

CONTENIDO
Editorial

Artista Invitado: Eduardo Kingman
Libros de arte de la Biblioteca Colón de la OEA
Apuntes de Arte
Fotografía
Calendario
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Los conceptos vertidos en Pinceladas son de responsabilidad de sus autores y no representa la opinión de la Organización de los Estados Americanos o su Secretaría General.

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NOTA: La revista electrónica Pinceladas se publica en el idioma original de los artículos que son sometidos. La revista publicará información de artistas que exhiban sus trabajos en galerías comerciales del área metropolitana de Washington y en las galerías de arte de las Misiones de los países Miembros ante la OEA. Esta información pueden enviarla a la siguiente dirección electrónica: [email protected]

Pinceladas se reserva el derecho de edición y publicación

 
 
 EDITORIAL

Taking advantage of the opportunity offered by the United States Preferential Trade Accord with the Andean countries, the Government of Bolivia recently hosted an exhibition and marketing promotion of traditional textile crafts at the Organization of American States in Washington. The purpose of the trade accord is to bolster the profitability through trade of legitimate products and assist the governments of the Andean nations in their efforts to suppress the illicit drug trade. The purpose of the exhibition was to highlight the work of the Bolivian Fundación Carmen and its special marketing program, El Dorado-the Route of Fair Trade, which benefits more than 2,000 woman artisans.   

Opening the exhibition, the First Lady of Bolivia, Sr. Ximena Iturralde de Sánchez de Lozada, remarked that this program demonstrated concrete results in the struggle against poverty, achieving the central objectives of the inter-American agenda: social inclusion and gender equality, respect for cultural diversity, sustainable development of productive enterprise, and a just and equitable commercial exchange.  "The work of Bolivian woman-specifically to create working opportunities and stable incomes-is at the center of the developmental actions and sustainable democracy of the Bolivian society." [El trabajo por las mujeres bolivianas-principalmente para generar oportunidades en la esfera laboral y de generación  de ingresos estables-constituye el centro de las acciones para el desarrollo y la sustentación democrática de la sociedad boliviana.]

A just remuneration for the artisan is the guiding principle of the El Dorado marketing program, which promotes the export of not only of the textile craft made by groups associated with Fundación Carmen, but also the weavings produced in Bolivia through the Indigenous Art Renaissance Program of the Anthropologists of the Southern Andes Foundation. By bringing their products to market, negotiating a fair price for products of stunning beauty, and generating added income for some of the poorer regions of Bolivia, "the production of textiles has stimulated a spiritual phenomenon: a new sense of cultural pride and new methods of artistic expression." 

Tejedora TarabucoWhile the exhibition included the weaver's products of several regions, its principal focus was on the Tarabuco and Jalq'a textile art of south central Bolivia. These art forms have survived with great difficulty; indigenous societies have by no means escaped the effects of modernization and globalization. Despite modern challenges, however, these two indigenous groups have managed to maintain their ancient weaving tradition into the present century and it is in an effort to have these groups benefit from globalization that the Route of Fair Trade Program was created.  These textiles should not only be considered crafts of exceptional quality, "but as works of art with a universal heritage."

For many years cultural development programs of the OAS had supported the production of Bolivian traditional textiles and the preservation of the weaver's communal traditions. Those who have worked in those OAS programs, as I have in Susan Benson's projects in Bolivia and Guatemala, are very much aware that the finely woven and delicate textiles and the clear evidence of artistic vision are only part of the story. To understand what is implied with "just remuneration," one needs remember the heavy labor involved, the gathering and baling of fibers, the back- breaking and sometimes-dangerous job of dying of fibers in boiling vats and the seemingly endless spinning of fibers into thread. We also remember with fondness the time when OAS specialists were directly involved in the preservation of the traditions and the protection of the rights of artisans.

The Bolivian First Lady in her concluding her remarks, expressed an idea that had for a many years been an OAS objective, that is "community and institutional programs that support the working woman, the artist who creates and weaves dreams, and who in each of her works leaves a piece of her special richness, her daily life and her culture." [programas institucionales y comunitarios que apoyen a la mujer trabajadora, a la artesana, a la mujer que crea e hila sueños y que en cada una de sus obras deja un pedazo de su riqueza espiritual, de su diario vivir y de su cultura.]

James Kiernan

 ARTISTA INVITADO

EDUARDO KINGMAN - EL PINTOR DE LAS MANOS

KingmanA veces, muy de repente (porque Eduardo sigue con nosotros, ni más faltaba), suelo verlo en su última morada: un féretro de madera humilde ­como fue su postrera voluntad- sobre el piso de su Posada de la Soledad. A su alrededor estábamos todos, y cuando digo todos, quiero nombrar no solo sus familiares y amigos lejanos e íntimos, sino su pueblo, a la humanidad que tanto amó y le dolió. La escena me luce arrebatada de uno de sus cuadros, acaso el más triste, pero también el más luminoso. ¿Llovió es día? ¿O la víspera? Lo cierto es que su Posada esta olorosa a estambres, a gentío convocando a la esperanza, justo como hubiera sido su deseo. En cambio, todo el tiempo lo veo airoso, erguido ante las oleadas irrevocables de la vida, apasionado, libertario, sin mácula alguna. Su sempiterna sonrisa ­desdeñosa y La Lavandera; 1956socarrona- alumbrándole el rostro, el infatigable cigarrillo y la taza de café humeante a la mano, como para afanarle a la muerte (o mofarse de ella, ¿no da lo mismo?), anulando las interdicciones de sus médicos, y las de Bertha, claro, su celosa guardiana. Cada vez se me aparece más delgado, pero su reciura de hombre, su entrega por un arte de vida, las raíces humanas que registran toda su obra, las hallo más sabias y hondas, más pensadas, sentidas y vividas.

Fin de la Mascarada; 1968Kingman era pequeño, tallado en el metal más excelente y obstinado porque estaba tramado de amor. Sus manos grandes y venosas ­como zarpas- conocían todos los intersticios de la creación y palparon el dolor de su pueblo y el de los condenados de la tierra. Alguna vez, cuando niño, vio a su madre en actitud de vencimiento, las manos apoyando su amargura. ¿Desde allí sus manos grandes, ímprobas, tremendas, que no solo se apoderaron de sus lienzos sino que él mismo las llevaba uncidas a su cuerpo como una condena y una liberación?

En Oración; 1978La vida pública del maestro ­de algún modo tengo que llamarla- transcurría en su Posada que él mismo la había bautizado de Soledad. Él y su arte: ¿para qué más? Huidizo, furtivo, desasido de todo lo fatuo, aborrecía el dinero y esa palabra de salón, 'fama', que a otros tanto los seduce.

Vista en panorámica la obra de Kingman parte de la creación misma y en ella el artista se disuelve, es devorado por sus ciclos pictóricos y convive con ellos. Testimonio y denuncia
-más quizá lo primero- el ir existencial de Kingman fue un peregrinaje a fondo por los meandros más ocultos de su tiempo, para plasmarlo luego en sus soberbias realizaciones plásticas. Sus series gritan el horror y la resignación de los olvidados, pero,
sobre todo, nos enseñan a los hombres lo que no debemos hacer nunca: sembrar el odio y la muerte, erigir la explotación como única relación humana, creer en el desvarío de que el poder solo sirve para subyugar a los débiles. Solo cito dos obras suyas que confirman mi aserto. La hora oscura, 1946, muestra un hombre de espaldas laceradas, sus manos inermes, escarnecido su ser; al frente, la humanidad, impertérrita, ególatra, mira a través de máscaras de inmolación. Y otro cuadro, 1942-1982, funde la idea y el lenguaje plástico en un formidable impacto visual que versa La Hora Oscura; 1965sobre las atrocidades de la guerra; Berlín, 1942; Beirut, 1982. Para el caso, las insignias de los exterminadores carecen de relevancia, pues en los dos episodios se consagra con maestría implacable e impecable, la derrota de la humanidad.

Dar un sentido a cualquier obra de creación es un hacer un vasto y sacrificado que requiere, además de un ingente poder telúrico, una asimilación objetiva del mundo que nos tocó vivir, una noción tangible de las cosas. Y esta no es faena fácil ni de tiempo fugaz. No lo es para nadie que sugiera, cambie, aporte algo que pueda enriquecer nuestra condición humana. Hay que ofrecer desde lo más íntimo lo que se intenta, disponer de una dimensión única para contrarrestar todo espanto interior. Eso lo alcanzan solo los grandes creadores. Y este es el caso de Eduardo Kingman.

La obra del maestro atraviesa por permanentes renovaciones, gira en perpetuo movimiento aunque nunca se repite o persigue a sí misma. Pero también por esta misma causa, permanece fiel a una verdad propia, aquella sobre la cual se levanta el mundo del artista y donde surten sus indicios más lejanos que posibilitan su constante creación.

Unidad; 1978Unidad dentro de la variedad. Es lo que signa la obra de Kingman. Términos que se refunden y extienden en el tiempo y en el espacio. Y todo tramado con inmensurable amor ­nadie como Kingman ha trabajado su arte con tanto amor -y porque la muerte es mentira y solo el amor es verdad, él ­estoy convencido- está aquí mismo, cigarro en mano, angustiado porque su amigo de siempre concluya estas palabras para volverse a su Posada a seguir dibujando y pintando el terror y la ternura de la vida que vivimos. Que así sea.

Marco Antonio Rodríguez

Recopilado por Gabriel Gross

 

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