Revista electrónica del Grupo de Arte de la Asociación del Personal de la OEA - Mayo 2003 |
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EDITORIAL |
El Grupo de Arte de la OEA–Breve mirada retrospectiva El Grupo de Arte de la OEA ya ha realizado cuatro exposiciones y va para la quinta. Podemos, por lo tanto, decir con confianza que se ha institucionalizado. Gladys Berly me ha invitado a decir algunas palabras sobre su génesis. Me consta que, por lo menos desde que estoy en la OEA (van a ser 35 años en junio), la Asociación del Personal ha promovido exposiciones de arte, pero en forma esporádica y centradas ya sea en algún artista individual o en artesanías típicas de algún país miembro. A comienzos de 1999, nuestro “artista en residencia”, Gabriel Gross, tuvo el honor de presentar una exposición individual de sus obras en Union Station, patrocinada por la Embajada del Ecuador. Por ser mi colega y amigo, fui a visitar la exposición, y conversamos de por qué no se organizaba una exposición anual de arte del personal de la OEA. Mientras más dialogábamos, más nos fuimos convenciendo de que sería una buena idea. Tuvimos una reunión de seguimiento, a la cual invitamos a Elba Molina, y luego le expusimos nuestra inquietud a Luis Jiménez, entonces Presidente de nuestra Asociación. Ocurre que cuando alguien propone algo, terminan pidiéndole que se haga cargo, y ésta no fue una excepción. Luis propuso la creación de un Grupo de Arte al Comité del Personal, que sería coordinado por Elba, Gabriel y yo. Como dicen, “el resto es historia”. La primera exposición fue en la galería del primer piso del Edificio Principal (diciembre 6 – 10, 1999); la segunda, en el Salón de las Américas (enero 23 - febrero 2, 2001); la tercera, en el quinto piso del edificio de la calle F (diciembre 3 - 14, 2001), y la cuarta, nuevamente en la galería del primer piso del Edificio Principal (julio 22 – agosto 2, 2002). En cada una de ellas quedó ampliamente demostrado que hay un manantial de entusiasmo por las artes entre los miembros activos y retirados de nuestra Asociación, que auguran un futuro optimista para el Grupo de Arte. Quiero destacar seis aspectos que han sido –desde su inicio– muy importantes a mi juicio para el éxito de las actividades del Grupo de Arte:
También merece destacarse que, desde el inicio de sus actividades, el Grupo de Arte miró más allá de servir meramente como organizador de exposiciones. Ha tenido un propósito más amplio, que ha incluido:
Manuel Metz
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ARTISTA INVITADO |
TARSILA DO AMARAL Para los críticos fue la sintetizadora del modernismo brasileño, 'con su obra, Brasil aprendió a pintarse a sí mismo. Esta mujer genial se atrevió a utilizar los colores, formas y temas genuinos de nuestro país. Todo un desafío para los patrones intelectuales de la época', decían.La consideran una mezcla entre musa y antena parabólica. Musa, porque Tarsila do Amaral (1886 a 1973) era una mujer que se distinguió desde un principio por su extravagancia, encanto y talento y antena parabólica porque con sus pinturas anunció un tiempo nuevo para el arte de Brasil. Para los críticos fue la sintetizadora del modernismo brasileño, 'con su obra, Brasil aprendió a pintarse a sí mismo. Esta mujer genial se atrevió a utilizar los colores, formas y temas genuinos de nuestro país. Todo un desafío para los patrones intelectuales de la época', aseguró una experta. Su vida fue tan interesante como su trabajo. Nació en una hacienda en Capivari dentro de una familia de grandes recursos.De esa manera tuvo una infancia por lo menos paradójica ya que vivía en ese lugar rodeada de insectos y vegetación exuberante pero, a la vez tenía una vida cotidiana de niña rica: su familia usaba ropas y objetos traídos especialmente de Europa. Era una aristócrata que se rodeaba de la gente más humilde y a la vez participaba en veladas donde se solía tocar piano y se recitaba poemas en francés. A los 16 años se fue a estudiar a Barcelona, donde la literatura y el dibujo pasaron a ser prácticamente parte de su vida, pero volvió al tiempo a Brasil y se casó con Andre Texeira, el hombre que su familia escogió para ella. Sus biógrafos aseguran que ese matrimonio fue desde su comienzo un definitivo fracaso dada la diferencia cultural que existía entre ambos cónyuges. De esa mala unión, que más tarde terminó anulada, nació su hija Dulce. Después de esa experiencia, Tarsila decidió hacer del arte el centro de su existencia. Inició sus estudios de escultura y modelado con Mantovani y Walliam Zadig y luego dibujo con Pedro Alexandrino y pintura con George Elpons. En 1921 viajó a París donde continuó sus estudios en la Academia Julián. Luego recorrió España e Inglaterra y regresó a Sao Paulo, donde gracias a su amiga Anita Malfatti, entró en contacto con el grupo modernista. Con ella, Mario Andrade y Menotti del Picchia formó el llamado 'grupo de los cinco', un conglomerado de corta vida que solía discutir sobre modernismo.Tarsila do Amaral regresó a París, donde entró en contacto con los cubistas Fernando Leger, André Lothe y el mismo Picasso. A esas alturas, sus pinturas eran nítidamente cubistas, pero se caracterizaban por estar impregnadas de los colores del Brasil. Carlos Drummond los describió como 'un amarillo vivo, un rosa violáceo, un azul pureza y un verde cantante'. Meses después retornó a su país y junto con otros integrantes del grupo modernista como Cendrars, Mario Andrade y Oswald Andrade (que fue su pareja hasta 1930) realizó un viaje de 'descubrimiento del Brasil' a Minais de Gerais y otras ciudades históricas mineras. Una vez en Sao Pablo realizó su famosa serie Pau'Brasil, con temas populares. En 1928, a dos años de su matrimonio con Andrade, Tarsila decidió darle a su marido un presente de aniversario inusual: un cuadro 'que lo asustase, una cosa que no esperara'. Así nació una de sus obras más famosas, 'Abaporu', cuyo elemento central era un figura humana de cabeza sorprendentemente pequeña, unos brazos finos pero piernas enormes. A su lado, un cactus cuya flor parecía un sol. Al ver esa imagen el marido se asustó pero la calificó de 'una composición extraordinaria, salvaje. Una cosa del bosque'. Abaporu en lengua indígena significa antropófago, 'hombre que come carne humana' y con esta tela así bautizada comenzó su serie 'Antropofágica', de acento surrealista. Oswald de Andrade la presenta junto al cuadro el 'Manifiesto Antropófago', que definía una identidad fundada en el cruce de las culturas indígena, portuguesa y africana. El año siguiente fue trágico afectiva y socialmente para la artista ya que el desastre de la Bolsa de Nueva York la hizo perder su hacienda y se separó de su marido, un incorregible mujeriego. Su última fase artística fue el resultado de su viaje a Unión Soviética en 1931, donde impresionada por lo visto pintó el drama de los obreros y la miseria de multitudes, la injusticia y opresión que sufrían los más débiles. Después de eso, Tarsila no incursionó en nuevas experiencias. Se limitó a revisar sus fases anteriores y se concentró en temas relacionados con el folklore y la religión, participó en numerosas colectivas y en las dos primeras bienales de Sao Paulo. En 1969 se llevó a cabo una gran retrospectiva titulada 'Tarsila: 50 años de pintura' en el Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad, en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro y en la Universidad de Sao Paulo.En 1972 enfermó pero siguió pintando. Murió el 17 de enero de 1973, a los 86 años. Dejó centenas de obras, algunos dibujos y esculturas. Pero su más importante legado fue su contribución para la consolidación de una pintura nacional. Recopilado por Gabriel Gross |