Revista electrónica del Grupo de Arte de la Asociación del Personal de la OEA - Octubre 2003

CONTENIDO
Editorial

Artista Invitado: Alejandro Obregón
Libros de arte de la Biblioteca Colón de la OEA
Apuntes de Arte
Fotografía
Calendario
Humor y el Arte
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 EDITORIAL

La Madre Naturaleza se revela

            Hola estimados lectores de Pinceladas, después de las vicisitudes que nos dejara el paso del Huracán Isabel, de la falta de energía eléctrica, de agua y, peor aún, la pérdida de vidas humanas en otros estados, nos hace ver cuan insignificantes somos ante los embates de la naturaleza.  

            En lo personal me dejó un tema de reflexión y de preocupación:  ¿es el mismo hombre quien está provocando estos cambios climáticos y atmosféricos,  o es  la tierra misma que está llegando al clímax de tolerancia? Consideremos los siguientes aspectos: el “desarrollo” de nuestra civilización trae consigo también  el consumo y agotamiento de nuestros recursos naturales. En aras del progreso  estamos acabando con los últimos bosques tropicales húmedos, se destruye la biodiversidad, se agranda el agujero del ozono, y por ende los polos se derriten, la desertización avanza los ríos y los mares se contaminan, la flora disminuye, la fauna se extingue, las plagas se incrementan y quizás como consecuencia no vemos cada vez más amenazados por terremotos, inundaciones, sequias mortales, hambrunas, tifones, huracanes (si no recordemos al Mitch que dejó en bancarrota a tres naciones). El calentamiento global de La Tierra o el “efecto invernadero” es una seria advertencia de que tenemos que hacer conciencia,  que tenemos que actuar de inmediato para detener una catástrofe de mayores consecuencias. El tiempo se nos está agotando y con ello  la esperanza de intentar salvar a la raza humana. Tenemos por delante toda una tarea en la cual todos y cada uno de nosotros debemos poner no un grano de arena sino un puñado de ella y aquí hay que resaltar que no podemos dejar que otros decidan por nosotros. En ese progreso imparable se nos olvidan los errores vitales que se están cometiendo a su costa. 

            La ciencia al servicio de los laboratorios farmacéuticos encuentra cada vez nuevos fármacos para nuevas y viejas enfermedades. La tecnología y la informática nos lleva en cuestión de segundos a sitios lejanos e insospechados.  Los viajes de sondas no tripuladas a nuestro sistema solar están a la orden del día (quizás para encontrar posibles alternativas de vida previendo lo inevitable).  La clonación de seres vivos podría alterar en un futuro el ADN del hombre y transformarlo en Dios sabe que cosa.  La proliferación de armas de extinción masiva o bioquímicas están dejando atrás a las nucleares y así en ese orden de cosas el panorama luce un tanto  sombrío.

            La Tierra responde a estas agresiones como un último esfuerzo para despertar nuestra conciencia. La hipótesis Gaia  (de acuerdo a la mitología y mística griega) nos enseña que la tierra reacciona y se comporta como si fuese un ser vivo y que puede revolverse contra sus propias criaturas en su afán por detener el mal uso que de ella hacemos, podríamos pensar que la madre Gaia a comenzado a sacudir la presencia de unos hijos que han abusado y siguen abusando de ella.

            No pretendo ser fatalista ni mucho menos,  pero  tampoco adoptar la actitud del avestruz que entierra la cabeza en la tierra para no ver, cuando  los hechos saltan a la vista.

            En mi profesión de conservador de arte he intentado hacer lo mejor para preservar un patrimonio artístico para el deleite y disfrute de mis hijos y de generaciones venideras; pero, de que servirá cuando en realidad estamos ante un desafío mayor en donde ciertos valores se han perdido, en donde el desprecio por la vida humana vale un comino, en donde hemos olvidado los más elementales principios de la vida.  El qué somos y hacia donde vamos parece ya no tener vigencia alguna.

            Estamos viviendo tiempos extraños en donde ocurren acontecimientos a una velocidad creciente que no somos capaces de comprender.  Preocupados en nuestro diario vivir nos olvidamos de aspectos vitales para prolongar la existencia de nuestro planeta.  Vemos a diario noticias de un incendio forestal, de un derrame de petróleo, etc., etc., pero seguimos impasibles e inamovibles como si todo fuese una película de ficción, cuando en realidad es algo que está ocurriendo aquí y ahora. Solamente si escuchamos los gritos de La Tierra o Gaia si tan solo prestamos un poco de atención, si inculcamos a nuestros hijos el amor por Dios y por La Tierra sólo entonces quizás encontremos el equilibrio y armonía que ésta  necesita para subsistir junto a nosotros.

Lionel Najera

 ARTISTA INVITADO

ALEJANDRO OBREGON

OBREGON EN CONTEXTO por Carmen María Jaramillo

1. Punto de partida

Alejandro Obregón ha sido considerado por la crítica como el primer pintor moderno en el arte colombiano. Esta exposición busca establecer cuál es la propuesta singular que el artista formula a este respecto: Obregón, desde una mirada propia, subvierte las reflexiones que impulsan el arte moderno y las sitúa en su contexto, pues una de sus principales preocupaciones va a ser el lugar, como geografía, como cultura, como pertenencia.

Sobre su trabajo se han llevado a cabo algunas visiones retrospectivas, que han contribuido a la comprensión y difusión de su obra. Sin embargo, se hace necesario revisitar a uno de los más lúcidos y sensibles artistas colombianos, concentrando la atención en los argumentos decisivos de su reflexión visual. Coherente con tal necesidad, en la exposición se abordan tres aspectos fundamentales de su propuesta plástica, así como su contextualización en el  plano local. En primer término, se analiza la forma particular como Obregón reformula el espacio pictórico predominante en el arte nacional de la década del cuarenta, abriendo un nuevo rumbo a las generaciones venideras. Retrato de un pintor, Obregón 1943 En segundo lugar, se examina la manera en que el artista replantea la noción de paisaje vigente en la primera mitad del siglo, conduciendo a la pintura colombiana a renovar su vínculo con la naturaleza. Por último, se revisa la forma en que el pintor se aproxima al país político de un modo insular dentro de su generación. 

El lapso aludido se cierra con las obras Homenaje al Che (1968) y Homenaje a Camilo (1968), trabajos producidos en el momento en que su propuesta se encuentra plenamente consolidada y que coincide con la aceptación unánime de Obregón como una de las grandes figuras de la historia del arte colombiano. En estas pinturas se percibe también cómo su oabra identifica el cambio de rumbo en lo que respeta al contexto colombiano: la pugna liberal-conservadora, pierde beligerancia con la instauración del Frente Nacional y se divisa en el panorama . una oposición entre quienes testimonian una actitud de izquierda y los partidos políticos tradicionales, ahora prácticamente fusionados en el gobierno.

2. Cambio de paradigna

Tres cordilleras y dos oceanos, Obregón 1984Alejandro Obregón aparece en et panorama de la plástica nacional gracias a su participación en el V Salón de Artistas Colombianos en 1944. Su incursión en el arte es recibida con beneplácito por la prensa local, en especial por el crítico austríaco Walter Engel y por la argentina Marta Traba, quienes harán un seguimiento minucioso de la obra y, en compañía de numerosos colegas,  reconocerán en el artista una fuerza modernizadora y un talento pictórico generadores de un cambio definitivo en la historia de la pintura colombiana en el siglo XX.  Obregón configura una obra que responde aI pulso de su tiempo, desde una propuesta que desdeña la traducción formalista de lenguajes externos. Considera desgastada la figuración de espíritu social  en lo que respecta a sus planteamientos estéticos. Por otra parte, observa la abstracción pura como desvinculada de un entorno cargado de contradicciones. Despoja de cualquier fundamentalismo a los lenguajes de la abstracción y la figuración; los asume de una manera personal, los fusiona y configura el plano pictórico recurriendo a un pensamiento propio de su circunstancia.

En sus primeras pinturas, Obregón articula el paso de una propuesta de corte americanista que no ha podido desligarse de ciertos cánones académicos en lo formal, aunque lucha contra la misma Academia en el plano conceptual, con un mapa visual en el que resignifica premisas propias de medio siglo de arte europeo. Integra elementos propuestos por vanguardistas europeos como Picasso, Braque y Gris con planteamientos de artistas comoTamayo, Matta y Lam en América Latina, o Donald Sutherland en Europa.

3. El espacio pictórico 

Amanecer en los Andes, Obregón 1959Obregón comprende que para poder generar una ruptura definitiva con el arte  que lo antecede debe reformular la noción de espacio que constituye el sustrato básico de toda.pintura; así, somete a una torsión las propuestas espaciales que realizan las vanguardias e instaura un sistema de operaciones de acuerdo con sus intereses y necesidades. A manera de ilustración en Pez dorado (1947), obra que da comienzo al período investigado en esta muestra, hace un acercamiento en primer plano sobre los peces (o sobre el pez y su sombra invertida?) y los bordea con una figura que asemeja una mesa, cuya superficie se observa en posición vertical por uno de sus lados e inclinada por el otro. También es posible que los peces estén rodeados por un marco, como si el artista estuviera introduciendo una pintura dentro de otra. Sin embargo, dilucidar este asunto no es relevante para efectos de una aproximación sensible al trabajo: Pez dorado sobrecoge, aunque queden algunos cabos sin atar, o precisamente por ello; para tomar contacto con la obra no es necesario establecer una correspondencia con el modelo, como sucede con los trabajos realistas, sino que la aproximación debe partir de una disposición sensorial y conceptual con criterios más amplios. 

En ocasiones, Obregón crea un salto lógico e invierte la perspectiva; sitúa, por ejemplo, el punto de fuga en los ojos del espectador, creando una idea circular de la percepción. Esto ocurre en algunas de las mesas que utiliza como soporte de sus bodegones. Le da un giro al trapecio que representa la tapa de la mesa de manera que la línea horizontal más próxima a los ojos del observador es ostensiblemente más corta que la que está situada en el extremo opuesto. En otras obras comprime el campo visual que aloja las mesas, lo que distorsiona la concepción espacial habitual y las hace aparecer como especies de tableros perpendiculares al piso. Esta característica aflora por primera vez en Pez dorado, reaparece en Máscaras y continúa en su serie de bodegones realizados entre 1954 y 1957, hasta alcanzar su aspecto más dramático en Bodegón en blancos (1954) y en La mesa del Gólgota (1956), cuadros que remarcan el carácter bidimensional de la pintura, al convertir la mesa en un rectángulo, al interior del marco de la obra.

4. Naturaleza, geografía, paisaje

Obregón instaura una concepción inédita del paisaje en el arte colombiano. En esta concepción se pueden señalar varios aportes fundamentales. Como primera medida, presenta la más rica y matizada visión del trópico en la plástica de la época. En segundo lugar, convierte la naturaleza en un espacio para la gestualidad y la expresión de emociones. En tercer término, replantea el paisaje como mirada contemplativa de la naturaleza, prevaleciente en el arte colombiano en la primera mitad del siglo XX y lo construye en una relación de interdependencia con la cultura y con aspectos sociales y políticos. Por último, despoja al paisaje de Ia connotación de "panorámica", y de este modo la naturaleza comienza a operar como fuerza y como principio: toma forma, pero no transcribe la forma. Una naturaleza con nombres propios. 

La serie de obras Volcán submarino (1960), surgida como recuerdo de un  viaje nocturno a Machu Picchu, representa un momento de transición en la forma de abordar el paisaje, reflejo también de su traslado de Bogotá a Barranquilla a  comienzos de los sesenta. Si en los cóndores tenía protagonismo la cordillera, ahora en los volcanes submarinos aquélla dialoga con el océano, confluyen el vigor de las montañas con la espiritualidad del paisaje marino- hasta que, a partir de Naufragio (1960), Resaca (1961) y obras afines, el mar comienza a definirse como figura principal.

Para Obregón, el mar representa el universo Caribe.  Seduce,  mas no se deja someter; sus aguas parecen quietas, pero sus corrientes tienen una vitalidad  indómita y el encanto de lo que no ha sido tocado, la energía de lo que no ha cedido a la domesticación. En sus obras, los mares no simbolizan hostilidad, como sucede con el océano de los países nórdicos, en donde el teórico Wilhelm Worringer afirma que surge la abstracción como intento de poner orden al caos.

5. Contexto político

La pintura de Obregón a la par que señala una transformación de los paradigmas estéticos predominantes en Colombia en los años cuarenta, hace un seguimiento a la particular realidad política y social que impera en el país a partir de la administración de Mariano Ospina Pérez y que se extiende hasta los conmocionados años noventa, década en la que muere el artista. Sin embargo, su mirada al acontecer nacional cobra especial interés en el lapso que va de 1948 a 1968 -prácticamente el mismo período que cubre esta exposición-, que puede ser  considerado uno de los más intensos que vivió el país en el sigIo XX.

6. La Violencia 

Entre las diferentes obras en que el artista reflexiona sobre la violencia que sacudió al país en las décadas atrás mencionadas, se destacan Masacre del 10 de abril (1948), Volcán submarino (1960) y Violencia (1962). La primera se ocupa de los  terribles sucesos del Bogotazo, la más iracunda insurrección popular que recuerde la capital colombiana, iniciada el 9 de abril como protesta por el  asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán.

Masacré del 10 de abril, si bien no posee la maestría de trabajos posteriores, marca el inició de un registro crudo de los acontecimientos que conmocionan al  país, y tal vez por ello se ha convertido en una obra emblemática del período. Esta pintura; por otra parte, permite corroborar su admiración por Picasso, pues en ella cita el Guernica, obra en la que el maestro ibérico expresa el horror que vivió el pequeño pueblo vasco cuando fue bombardeado en 1937 por las tropas fascistas durante la Guerra Civil Española.  En la parte inferior de Masacre se observa el cadáver de una mujer  embarazada, que catorce años más tarde se convertirá en protagonista de la Violencia (1962). Ésta es una obra de madurez cuyo lenguaje responde a un momento de plenitud creativa del artista. Con ella, Obregón. realiza no sólo uno de los trabajos más conmovedores de su trayectoria plástica, sino una de las  pinturas colombianas de mayor resonancia en el panorama artístico local que, por ello mismo; es incluida indefectibleménte en cualquier historia del arte colombiano. Sobre éste trabajo, Marta Traba escribe ese mismo año: "Este tema, cuyo espantoso dramatismo amenaza con reducir al silencio a  todo artista de verdad, ha sido convertido por Obregón en un funeral extraordinario de grises y negros que envuelve la figura inerte y sin brazos de una mujer grávida, muerta, tendida en el horizonte. (...) Obregón que siempre tiende a salvar sus cuadros de los abismos grises por medio de alguna nota fugaz y deslumbrante no ha intentado aquí nada semejante. El cuadro es absolutamente gris, absolutamente sordo, absolutamente silencioso: por primera vez la tragedia tiene un intérprete a su inmensa medida".

7. La dictadura 

Obregón también se ocupa, de manera explícita; de los eventos trágicos que protagonizó la dictadura del general Rojas Pinilla, acontecida entre 1953 y1957. En el óleo Estudiante muerto [Velorio], por ejemplo, refiere la matanza de estudiantes entre el 8 y 9 de junio de 1956, cuando los jóvenes marchaban conmemorando la muerte de un estudiante, sucedida varios lustros atrás. Con esta obra Obregón proyecta una imagen conmovedora y cargada dé significado que se distancia del lenguaje de la pancarta. La pintura está planteada como un bodegón, con botellas, frutas, copas y flores. Los elementos que rodean el cuerpo del estudiante adquieren un carácter ritual dada la solemnidad de la ocasión; en  este contexto la mesa aparece como objeto de una celebración litúrgica. 

'En las obras con señalamiento político, Obregón prefiere dar al tema un tratamiento sutil que evite la obviedad propia del "arte comprometido" y que a la vez sea compatible con una reflexión sobre la historia de la pintura. Así pues, si en Masacre retomó el Guernica de Picasso, en Estudiante muerto alude de manera velada e la Lección de anatomía del doctor Tulp de Rembrandt, uno de los artistas más admirados por Obregón. En un interés constructivo, el colombiano señala la estructura del cuerpo fragmentado del joven muerto dibuja la disección completa del antebrazo y de la mano, que se torna oscura, como en la Lección de anatomía  del artista holandés.

8. Homenajes 

En 1968, Obregón realiza las obras Homenaje a Camilo (1968) y Homenaje al Che (1968) que hablan del viraje que da el país político en la década del sesenta cuando los enfrentamientos partidistas (liberal-conservadores) que habían  desangrado al país, ceden su lugar a una marcada oposición izquierda-derecha. En Homenaje al Che (1968) la estructura de la obra evoca un descendimiento de la cruz, de espíritu Iaico.  Tras el torso que cae se sugiere un sepulcro qué dará reposo al cuerpo profanado por las balas. EI símbolo de la cruz, apenas esbozado, se adecua a un personaje que aunque no tiene investidura religiosa ha adquirido la condición de mártir, acorde con el espíritu idealista de la guerrilla de los años sesenta. El fondo que enmarca al Che es rojo lo mismo que en Estudiante muerto, a la manera de un atardecer ensangrentado.

 Recopilado por Gabriel Gross

 

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