Revista electrónica del Grupo de Arte de la Asociación del Personal de la OEA - Septiembre 2003 |
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EDITORIAL |
Este mes quisiéramos destacar lo gratificante que es trabajar en equipo. Como ejemplo, mencionaremos dos importantes eventos acontecidos este año, organizados por el Grupo de Arte: el mural “Los Logros Alcanzados por las Mujeres”, pintado por niñas de América y nuestra Exhibición Anual de Arte. La ejecución del Mural con el patrocinio de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM), unió a diez niñas entre las edades de 8 y 14 años, quienes representaron a ocho países del hemisferio. Este trabajo fue dirigido también por un grupo de tres artistas: uno ecuatoriano y dos peruanos. Al comenzar esta obra no estábamos seguros de cómo lograríamos un buen resultado, de manera que las niñas pudiesen plasmar toda su creatividad en la tela, teniendo en mente el tema sugerido por la CIM. Al finalizar la obra y al ver el resultado logrado, se nos olvidaron los tres sábados seguidos que nos pasamos dedicados a esta tarea. Claro que debemos reconocer que a pesar de haber sido un trabajo intenso, tuvimos también una gran diversión. La Exhibición Anual de Arte brindó la oportunidad a todos los funcionarios y ex - funcionarios de la OEA y a sus familiares, a los miembros y familiares de las Misiones Permanentes, y a los miembros y familiares de las Embajadas ante la Casa Blanca, de demostrar sus dotes artísticas. Este año logramos reunir a veintisiete artistas, quienes representaron a doce países del hemisferio. Entre las muestras encontramos representados casi todos los medios artísticos: acuarelas, acrílicos, fotografía, óleos, medios mixtos y pintura en seda. Esta variedad de medios unido a la diversidad de los temas expuestos, le dio un carácter muy especial a la exhibición. Como mencionara anteriormente, el trabajo en equipo es gratificante porque cuando se unen varias personas a trabajar en un mismo proyecto, encaminados hacia un mismo fin, se produce un ambiente de camaradería y fraternidad, gratificante y estimulante. En estas actividades todos hemos sido parte, a cada cual le ha correspondido su rol individual, trabajando hacia un solo fin para lograr una gran satisfacción compartida por todos. No quisiéramos terminar sin antes recordarles, que a partir de hoy necesitan comenzar a preparar sus trabajos para el próximo año. Asimismo, aprovechamos este medio para enviar un cariñoso saludo a las niñas participantes del mural, nuestros agradecimientos a la CIM por su patrocinio, a los artistas que colaboraron en la ejecución del Mural, a todos los artistas que participaron en la exhibición anual, a la Asociación del Personal, a la Oficina de Protocolo, al Departamento de Información Pública, al Museo de Arte de la OEA y la Cooperativa de Créditos de la OEA. A todos muchas gracias por vuestro apoyo. Gladys
Berly
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ARTISTA INVITADO |
MARINA NUÑEZ DEL
PRADO, BOLIVIA
Gabriela Mistral la llamó ''boliviana genial''; Picasso dijo de ella que ''a través de su obra se siente la fuerza, la belleza y el misterio de Bolivia''; Y Rafael Alberti le escribió un poema en 1959: ''... saludo tu escultura, grande y alta como tu Altiplano''. A todo aquello, ella respondía simplemente: ''mi obra sólo expresa el espíritu de mi tierra andina y el espíritu de mi gente Aymara'' Es considerada una de las grandes escultoras que ha tenido Latinoamérica. Sus obras se caracterizan por un fino trabajo de curvas y volúmenes y por una increíble habilidad en el uso del granito, alabastro, basalto y onix blanco, así como diferentes maderas provenientes de su natal Bolivia. Para muchos, una de sus piezas más famosas es Venus Blanca (1960), un estilizado cuerpo femenino, y también Madre e Hijo, un hermoso trabajo en onix. Para otros, algunas de sus principales obras son aquellas relacionadas a temas indígenas, como sus sentidos homenajes a la Pachamama. Lo cierto es que su labor creativa ha sido premiada y expuesta en todo el mundo y su legado permanece intacto aún después de su muerte. Marina Núñez del Prado nació en La Paz, Bolivia. Desde pequeña se interesó por las artes plásticas pues admiraba profundamente el trabajo de Miguel Angel; desde que vio su enorme David, supo que quería ser escultora. Ingresó a la Escuela de Bellas Artes en la Paz, donde se graduó en 1930. Entre 1931 y 1938 se especializó en anatomía artística y ahondó más en sus estudios de escultura. Durante ese período fue elegida directora del Departamento de Escutura y Anatomía Artística de aquella casa de estudios. Fue la primera mujer en lograr esa posición. Sin embargo decidió que tenía que viajar y conocer nuevas culturas por lo que dejó su cargo. Su primer destino fue Buenos Aires, el inicio de un largo camino que la llevaría a recorrer Iberoamérica primero y a trabajar luego en Estados Unidos donde obtuvo el reconocimiento de los críticos y el de los numerosos artistas allí residentes como Stokowski, Andrés Segovia, Chagall y Picasso. Marina Nuñez de Prado llevó su obra desde 1930 a países de los cinco continentes, en más de 160 exposiciones individuales en las que fue enseñando cada una de sus etapas como creadora. En un principio se centró en el tema de las danzas indígenas, realizando numerosas tallas en madera que reproducían ancestrales ritos musicales. Algunas de las obras de esa etapa son Danza de las Cholas y Danza de los cóndores. Más tarde viene su etapa en Nueva York (1943,45), que estuvo marcada por una acentuada conciencia social con obras como Los Mineros, que recibió medalla de oro en un certamen local. La maternidad fue otro importante referente temático de su obra, ligándola en la mayoría de las veces con la naturaleza. Un ejemplo es su escultura Madonna Aymara. ''La Naturaleza fue mi primera maestra y en sus elementos encontré la sabiduría y las proporciones'', señaló en una oportunidad. Obtuvo importantes premios, como el Internacional de Escultura otorgado por la II Bienal Interamericana de Arte (México, 1950) donde tuvo la posibilidad de compartir con Frida Kalho y Diego Rivera. También se hizo acreedora del Premio de escultura de la I Bienal Hispanoamericana (Madrid, 1951) y del Cóndor de los Andes, la más alta condecoración boliviana.
Fuente ARSLATINO
Recopilado por Gabriel Gross
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