Febrero 2004 |
LIBROS DE ARTE DE LA BIBLIOTECA COLON DE LA OEA |
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APUNTES DE ARTE |
EL ARTE COMO INVERSION Muchas personas que logran tener algunos ahorros, después de cumplir con sus gastos principales, al final de cada mes aun les queda una menor o mayor cantidad (a veces con algún sacrificio) que van acumulando en alguna cuenta con algún interés, buscan un medio inversor que además de proporcionarles un mejor rendimiento, excluya el riesgo de la progresiva desvalorización del dinero que por lo general supera al interés anual que perciben, salvo ciertas excepciones. Pero ¿cómo y en qué invertir? Actualmente existen muchas maneras de invertir y estoy seguro que muchos de nuestros lectores están ya recibiendo los beneficios y dividendos de una buena inversión en cualquiera que haya sido su aventura bursátil. Sin ir tan lejos los bienes inmuebles son un buen ejemplo de inversión a corto o largo plazo. Caso contrario cuando se trata de la compra (a veces innecesaria) de enseres domésticos o medio de transportación que como sabemos casi siempre incurre en la pérdida monetaria de su valor principal por el uso y la devaluación del artículo y si a eso agregamos que casi siempre pagamos más de lo debido por los consabidos intereses de los bancos o compañías de autos, dicha pérdida se acrecienta. De todos es sabido que en los últimos años, y si se quiere de forma inesperada, hubo mucha gente que perdió grandes sumas de dinero no por una mala inversión sino por los acontecimientos de todos conocidos. Luego hay otro tipo de enseres que podrían o no ser una inversión con algún potencial y me estoy refiriendo a los bienes móviles como muebles, objetos antiguos, tapices, joyas, etc. Los primeros por tener un volumen excesivo que requieren de espacio y también de poseer cierta experiencia y conocimiento para no dejarse engañar con mistificaciones o ejemplares con escaso o ningún valor. A los cuadros o pinturas originales no se les oponen estos rasgos negativos, ni son prendas que están reservadas a los potenciados o privilegiados de la fortuna, ya que pueden ser adquiridos hasta por los “económicamente débiles” con cantidades relativamente pequeñas, siempre será posible comprar obras de artistas ya consagrados o de artistas emergentes con futuro potencial que progresivamente irán remontando en precio. Un humilde trabajador de escasos recursos, pero que gustaba del arte logró con pocos ahorros y algunas privaciones hacerse de una gran colección de arte que actualmente vale varios millones de dólares. Este carpintero a quien llamaremos Pedro, cuenta que se paseaba por una callejuela de alguna ciudad de Europa, cuando al pasar frente a una vitrina de una galería se le ocurrió entrar para curiosear tras ver embobado un gouache de Antoni Clavé (pintor Catalán) que fuera uno de los maestros de la escuela parisina. La pintura representaba una versión atrevida de una mujer española interpretada con una gama fría y monocorde. El Galerista se acercó a Pedro y le preguntó si le interesaba la obra, a lo que le respondió que sí, pero que no estaba en condiciones de adquirirla porque era un modesto carpintero. Esta humilde declaración no fue obstáculo para que Pedro saliese con la obra bajo el brazo, el galerista aceptó dejárselo a pagar en módicos plazos. Desde entonces y ya despierto su apetito por la pintura moderna, continuó visitando galerías dejando en ellas el producto de cuanto ahorraba y en muchas ocasiones no escatimaba privarse de algunas cosas con tal de adquirir tal o cual pieza. Cómo y qué comprar Muchos coleccionistas están convencidos de que es mejor comprar directamente a los artistas, sin embargo las mejores colecciones se han formado comprando las obras en galerías y sobre todo en aquellas de prestigio. Es posible que algunos de estos galeristas o marchantes se dejen llevar por la especulación, pero es de manera ocasional, pues ellos ya saben que al cliente más o menos asiduo no se le puede engañar ni timar. Hay que observar que algunos coleccionistas que podríamos llamar “analfabetos” (del arte) muestran con cierto orgullo obras que han reunido de pintores académicos, pero lo que hacen es mostrar su fracaso en el orden financiero pues dichas obras al paso del tiempo solo tienen el pequeño valor de los marcos, puesto que el de los lienzos pintados es nulo. El buen arte es una moneda internacional; los valores espirituales siempre seguros y sólidos no tienen las fluctuaciones ni variaciones del oro, o de las joyas o piedras preciosas, tampoco las depreciaciones que sufren las obligaciones, títulos, cédulas, inmuebles o terrenos. Un cuadro de la escuela moderna (por citar un ejemplo) que se haya adquirido en $500.00 dólares hace 10 años, hoy posiblemente podría sobrepasar los $5,000.00 dólares y aun me quedo corto. Por otro lado hay que tomar en consideración que independientemente de la escuela corriente o nacionalidad de los artistas los hay que gozan de ciertas ventajas como lo es el tener aceptación, buena representación y un poco de fortuna lo cual los hace ascender a zancadas o a pasos agigantados, mientras que otros tienen que esperar un poco más, antes de ser reconocidos y por ende que su obra trascienda. Criterio técnico Si para comprender un idioma es necesario conocer los rudimentos de su gramática, es lógico que para comprender la pintura se tenga que aprender un mínimo de su justificación, evolución y tendencias, los fundamentos de su estructura y los diversos procedimientos o medios técnicos de que el artista se vale para dar vida a la idea creadora. Para no complicar y puesto que no se pretende esbozar “toda” la historia de la pintura, baste decir que existen actualmente miles de medios de difusión de la artes ya sea por publicaciones especializadas, libros o sencillamente por Internet y aquí cada quien escogerá de acuerdo a su predilección. A nuestros estimados lectores les aconsejo que cuando tengan oportunidad de adquirir obras originales, lo piensen bien antes de invertir, pues aquello de que la “comida entra por los ojos” no es siempre cierto, sobre todo en cuestiones de arte, es mejor comprar un grabado original antes que un afiche o “poster”, aunque nos cueste un poco más, a la larga vale la pena. Además si tienen oportunidad de viajar se darán cuenta que ciertas obras son más cómodas en los países de residencia de los artista que en el exterior de esta manera la inversión se cuantifica. También no hay que hacerlo de manera indiscriminada, pues debe existir cierto gusto y placer por la obra, al final de cuentas la vamos a colgar y disfrutar por algún tiempo en algún espacio de nuestra casa. Actualmente existe una variedad de galerías alrededor del mundo, las hay para todos los gustos y bolsillos pero citaré dos grandes compañías como lo son Christie’s y Sotheby’s quienes frecuentemente rematan arte de todo tipo; dos y tres veces al año rematan arte latinoamericano el cual se puede adquirir vía telefónica o por Internet. Finalmente creo que el coleccionar arte es y será siempre una buena inversión. Recopilado y escrito por Lionel Najera |
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